Desde el período colonial existieron en Venezuela diversos institutos de formación militar, como los fundados en Caracas (1760) por Nicolás de Castro y en La Guaira (1761) por Manuel Centurión, orientados a la enseñanza de matemáticas superiores y ciencias aplicadas tanto a militares como a civiles. En 1810, la Junta Suprema de Caracas creó la Academia Militar de Matemáticas, reorganizada en 1811, pero su continuidad se vio afectada por la guerra de independencia.
Ya en época republicana, el Congreso de 1830 estableció en Valencia una Escuela Militar vinculada a la Universidad de Caracas, bajo la dirección de Juan Manuel Cajigal, que funcionó durante casi medio siglo formando oficiales e ingenieros. Tras su cierre en 1879 y una década de interrupción, esta tradición educativa sería retomada con la creación de la nueva Academia Militar en 1890, destinada a reestructurar y profesionalizar de forma definitiva la instrucción de los oficiales venezolanos.
Mediante la resolución 4514 del Ministerio de Guerra y Marina del 16 de abril de ese año y bajo la presidencia de Raimundo Andueza Palacio, se estableció formalmente la nueva institución de formación de oficiales con el fin de profesionalizar las funciones de mando. La nueva academia habría contado con un plan de estudios de dos años, que conjugaría materias teóricas como matemáticas con asignaturas propias del arte militar.
Un año después, específicamente el 6 de agosto de 1891, el mismo Ministerio emitió una resolución mediante la cual se creó una medalla destinada a los cadetes de la Academia Militar. La pieza, de forma ovalada, medía 34 milímetros en su diámetro mayor y 24 en el menor, y presentaba en su anverso, entre dos ramas de laurel, la inscripción: “Academia Militar – Creada en 1890”.


Fue instituida en tres categorías, identificadas en el texto del reverso y diferenciadas por su terminación: en plata dorada, la correspondiente a “Sobresaliente Aplicación y Buena Conducta”; en el mismo metal, pero con la sola inscripción “Aplicación”; y, finalmente, en níquel, la de “Buena Conducta”. Todas pendían de cinta amarilla y estaban limitadas a un solo ejemplar para la primera categoría, dos para la segunda y tres para la tercera, dentro de cada promoción de cadetes.
Estas medallas son sumamente raras, tanto por su escasísima producción —seis ejemplares por promoción— como por el cese temporal de la institución tras el triunfo de la Revolución Legalista, el 12 de diciembre de 1893. En las décadas siguientes, la Academia fue objeto de reorganización y reaperturas, especialmente bajo las presidencias de Ignacio Andrade (decreto de 1899) y Cipriano Castro (creación formal de la Escuela Militar en 1903); sin embargo, no existen registros que confirmen si en esos nuevos esquemas se mantuvo el modelo original de medalla o si se instituyeron premiaciones similares.