La Revolución Liberal Restauradora, iniciada en 1899 bajo el liderazgo de Cipriano Castro, fue un movimiento armado que surgió en los Andes venezolanos con el propósito de derrocar al presidente Ignacio Andrade y restaurar los principios del liberalismo federal. Con un reducido contingente conocido como los “Cincuenta Invencibles”, Castro partió desde Cúcuta, Colombia, emprendiendo una rápida campaña militar que pronto ganó apoyo en las regiones occidentales del país.
En el desarrollo de esta ofensiva, la Batalla de Tocuyito, librada el 14 de septiembre de 1899 cerca de Valencia, representó un punto decisivo en la contienda. Las fuerzas restauradoras, en su avance hacia Caracas, se enfrentaron a las tropas gubernamentales comandadas por el general Diego Bautista Ferrer, obteniendo una victoria contundente que desmanteló la principal defensa del régimen y dejó el camino libre hacia la capital.
Tras este triunfo, el movimiento restaurador consolidó su avance, culminando con la entrada triunfal de Cipriano Castro en Caracas el 23 de octubre de 1899. Con ello se puso fin al gobierno de Andrade y se inauguró una nueva etapa en la historia política venezolana, caracterizada por la hegemonía andina y el ascenso de figuras como Juan Vicente Gómez, que marcarían profundamente el rumbo del país en las décadas siguientes.
Ya en el poder, Castro decretó el 1.º de septiembre de 1900 la creación de una medalla especial, dividida en cuatro clases, denominada “Estrella de Tocuyito”, destinada a condecorar a los jefes, oficiales y soldados que participaron en la batalla de Tocuyito como integrantes del Ejército Liberal Restaurador.
De acuerdo con dicho decreto, la medalla tendría forma de estrella y, en su anverso, rodeando el escudo de armas de Venezuela, llevaría la inscripción: «Decreto del Jefe Supremo de la República — 1900 —». En el reverso, entre ramas de laurel, se grabaría la leyenda: «La Nación agradecida a sus defensores».

Asimismo, el decreto establecía que la condecoración sería de oro para los generales, de plata para los coroneles y comandantes, de níquel para los capitanes, tenientes y alféreces, y de bronce para los sargentos, cabos y soldados.
De esta medalla no se conocen ejemplares, lo que abre espacio para considerar la hipótesis de que nunca llegara a ser distribuida. Suponiendo como cierto que el Ejército Liberal Restaurador contaba con alrededor de 2.000 efectivos, y dado que el decreto preveía su concesión desde el generalato hasta los cabos, cabría estimar en unas 2.000 unidades el número total de medallas previstas.
Considerando además que al menos el 75 % de ese conjunto habría estado constituido por piezas de níquel o bronce, materiales de escaso valor y sin incentivo alguno para su fundición, resulta difícil explicar la completa inexistencia de ejemplares en el mercado del coleccionismo, así como la ausencia de toda referencia documental o material sobre su emisión o entrega efectiva.
A ello se suma un hecho igualmente llamativo: ninguno de los personajes conocidos que presumiblemente debieron haberla recibido —como los generales Juan Vicente Gómez o Eleazar López Contreras— la menciona en sus hojas de servicio ni en registros personales, lo que refuerza la hipótesis de que la “Estrella de Tocuyito” pudo haberse decretado, pero nunca materializado ni otorgado.