Periodo Independencia – Orden de los Libertadores de Venezuela

 

La gloria, el móvil de la noble profesión de las armas, es el más poderoso estimulo, para que los hombres arrostren los peligros, olvidándose de sí mismos, por la felicidad de sus conciudadanos. Sólo los honores, tributados a los talentos y virtudes militares, pueden ser una digna recompensa de los heroicos sacrificios que hacen los defensores de la patria, pero éstos perderían sus atractivos para las almas grandes, si no fueran el testimonio de servicios hechos por la libertad y la justicia, combatiendo a los opresores de la humanidad (…)

Así inicia el decreto de creación de la Orden de los Libertadores de Venezuela instituida por el Libertador el 22 de octubre de 1813 y publicada en la Gaceta de Caracas el 27 de diciembre del mismo año para recompensar a los bienhechores de la Patria que a través de hechos victoriosos de armas durante la Campaña Admirable y que merecieran el título de Libertadores.

Esta Orden, también referida como Orden Militar o Estrella de los Libertadores de Venezuela es sin duda la pieza mas especial en el inventario nacional por una variedad de merecidas razones, primero por estar profundamente ligada a los esfuerzos y sacrificios de la gesta independentista, luego por ser el propio Bolívar quien la creara y otorgara, y finalmente por ser la Orden primogénita de la América libre sirviendo de inspiración y practica para otras tantas que engalanaron los uniformes patriotas del continente en reconocimiento a su contribución a la independencia.

Si bien no es el primer reconocimiento que se creó en los albores de la independencia, recordando que hay antecedentes de algunos escudos como es el el caso del dispuesto por Miranda, esta sería el primero que concretaría oficialmente en la nueva republica y la que sería por varias décadas la de mayor prestigio.

Resulta tentador analizar la escogencia de la figura de una orden por parte de Bolívar pues, aunque el léxico contemporáneo casi no logre distinguir entre una orden y una medalla es improbable que a inicios del siglo XIX fuera el caso y menos de alguien con la altura intelectual del Bolívar.

Una Orden implicaba la fundación de una institución más allá del mero fin de reconocer una labor, una corporación de miembros con fines específicos unidos por un factor común: haber sido libertador de Venezuela. Quizás fue la intensión de Bolívar que a través de esta congregación de prohombres se extendiera o perpetuara ese espirito de abnegación y responsabilidad con la patria una vez alcanzada independencia en vez solo de crear una condecoración en premio y reconocimiento como tantos escudos y medallas.

La verdad que no hay indicios de ello más allá de escogencia de la figura, apuesta por demás no exenta de polémica al estar las ordenes tan estrechamente relacionadas con prácticas nobiliarias, pero tampoco podemos descartar una intensión mayor al mero reconocimiento por la inestabilidad y vicisitudes de los años posteriores a 1813 y que hubiesen impedido cualquier pretensión de aquello. Con independencia de esto, no existe objeción o duda alguna que perturben la bien ganada dignidad y prestigio de esta Orden.

Del funcionamiento de la Orden

La concesión del honor estaba a cargo, según el decreto, de un Gran Maestre y seis de los más antiguos miembros de la Orden y que formados en un Consejo, juzgaban el mérito militar de los posibles candidatos. Originalmente la acreencia para la membresía de la Orden esta esencialmente condicionada a no menos de 3 victorias en batallas, pero con el paso de anos se incluyeron elementos como servicios distinguidos y buena conducta en campañas específicas.

En caso de resolución favorable, se le extendía al agraciado una patente, referida a veces como despachos o en rara ocasiones como diploma, firmada por el Gran Maestre junto con una copia del decreto de la Orden, este tramite estaba a cargo de una Secretario quien además debía llevar los registros de membresía en un instrumento denominado “Protocolo de la Orden de los Libertadores de Venezuela”. Como es de suponerse tal registro tendría un importantísimo valor histórico, lamentablemente ni se conoce ni hay referencias de él.

No se conocen tampoco actos administrativos o referencias en los archivos históricos que den cuenta del funcionamiento colegiado de este Consejo o de sus miembros, así como tampoco que la función de Gran Maestre haya sido oficialmente designada, ni abrogada para sí ni oficializada a persona alguna distinta a Bolívar, no obstante, la practica da cuenta de algunas particularidades. Al crearla, Bolívar ocuparía por defecto la función de Gran Maestre aunque sin ocupar oficialmente tal título, pese a ello, quedaba en la práctica como intrínsecamente incluida en sus de sus facultades como Jefe del Ejército Libertador y a pesar de también haber sido presidente tanto en la 2da como en la 3ra República pareciera que fue una facultad no transferida a quien ocupara el poder ejecutivo en Venezuela, lo que si pasaría años más tarde con la presidencia de la Gran Colombia cuando Francisco de P. Santander estando encargado del ejecutivo, concedió la medalla en 1823 a los vencedores en Puerto Cabello. Junto a esta excepción solo encontramos la referencia de una delegación expresa a Santiago Marino en el año 1813 a quien luego de hacerle miembro, Bolívar le remite algunas veneras para distribuir entre los oficiales bajo su mando en la Campana de Oriente, que ha su juicio las merecieran.

Finalmente mencionar en esta sección que Bolívar inicialmente contempló la Orden para militares venezolanos y granadinos, pero la ampliación de la gesta independentista involucrando nuevas latitudes y nacionalidades, también supuso la concesión de honor nacionales de otros países e incluso a civiles.

De las Insignias

El decreto de creación establece de forma simple las orientaciones para ejecutar la venera: “Una estrella de siete radios. Símbolo de las siete Provincias que componen la República. En la orla habrá esta inscripción, Libertador de Venezuela, y al reverso el nombre del Libertador. Se llevará al costado izquierdo pendiente de una cinta amarilla”. A pesar de lo simple de la indicación, esta será la pieza que por lejos tiene más variantes en la faleristia nacional.

Las primeras producidas se hicieron colectivamente guardado así una relativa uniformidad, su ejecución estuvo a cargo de Jose Francisco Sosa orfebre de la Casa de la Moneda de Caracas y se realizaron a expensas de las rentas nacionales. Es una estrella de 7 puntas de aproximadamente 40 mm de diámetro hechas en plata en su mayoría y algunas de oro de baja ley, los grabados del anverso y reverso varían significativamente, pero por lo general incluyen al anverso la frase “Libertador de Venezuela” grabado, recortado y abreviado en varias formas, y al reverso presentando fragmentos de la frase anterior conjuntamente con las iniciales de agraciado o a veces número.

Este ejemplar se le ha denominado de primer tipo, no por que exista otros tipos subsiguientes sistematizados y clasificados, sino por ser obviamente la primera producida y ejecuto en serie lo que permitio agrupar ciertas características comunes.

La Orden tuvo un periodo de otorgamiento entre 1813 y 1828 por lo que la ejecución de las veneras estuvo marcadamente condicionada por las obvias complicaciones y carencias del largo proceso independentista, resultando en piezas de una fabricación humilde y sin mayor pretensión artística, a esto se le adicionaría las constantes traslados del cuartel de Bolívar por una vasta geografía lo que implicaba hacerse de los servicios de orfebres en distintas localidades y con distintos niveles de pericia para su elaboración, aportando así nuevas variantes en su diseño.

Por si las confecciones oficiales no aportaron diversidad suficiente en varientes y modelos, el honor de perecer a este grupo era un prestigio que para muchos debía estar representado en la calidad de la insignia, lo que conllevó al encargo privado de piezas mucho más elaboradas y ostentosas basadas en interpretaciones particularmente libres por parte de joyeros, orfebres y plateros, no solo venezolanos sino colombianos, peruanos o incluso europeos resultando en un universo muy variado en donde cada pieza era casi única.

Enrique Bernal en su libro “Orden de los Libertadores de Venezuela” hace un detallado esfuerzo de clasificación de aquellas más conocidas identificado así 22 variantes, pero solo analizado el reducido universo de piezas públicamente existentes, dicho de otro modo, teniendo un control mayor sobre inventario de piezas sobrevivientes, estamos seguros de que el número de variantes seria considerablemente mayor.

Venera de la Orden del Gral. Carlos Soublette
Coleccion del Museo Bolivariano
Procedencia Desconocida
Coleccion perticular
Procedencia Desconocida
Coleccion del Museo Bolivariano
Venera de la Orden del Alm. Lino de Clemente
Coleccion del Museo Bolivariano
Procedencia Desconocida
Coleccion del Museo Bolivariano
Veneral de la Orden del Dr. Jose Rafael Revenga
Coleccion del Museo Bolivariano
Procedencia desconocida, se atribuye manufactura en Bogota
Coleccion Particular
Procedencia Desconocida 
Coleccion del Museo Nacional de Colombia
 
Procedencia desconocida - Probablemente sin finalizar
Colección partitular

Patente de ingreso a la Orden expedida desde Lima a favor del Tte/Cnel Juan Jose Santana (1)

De los Miembros

Precisar el número exacto de miembros de la Orden resulta imposible básicamente por la ausencia de registros oficiales, sin embargo, hay estimaciones que lo ubican en alrededor de mil y de la cuales se conocen, con algo de suerte, unas 40-50 piezas sobrevivientes bajo resguardo de instituciones públicas o en colecciones privadas. Este número tan bajo tiene varias explicaciones, primeramente, las complicaciones de la guerra atentaron contra la diligencia oportuna en la ejecución y entrega, dicho de otra forma, no hay manera de precisar que del millar contabilizado se hayan efectivamente entregado la misma cantidad de piezas, seguidamente estaría el hecho de que la mayoría de sus miembros no eran veteranos en retiro y al continuar en servicio suponía el riesgo de muerte o apresamiento con la consecuente perdida de venera. Luego esta el material de fabricación, fuente segura de recursos en manos ignorantes, aunque también por la necesidad de quien sabe cuántos huérfanos y viudas de tan sangrienta gesta.

Texto del decreto:

La gloria, el móvil de la noble profesión de las armas, es el más poderoso estimulo, para que los hombres arrostren los peligros, olvidándose de sí mismos, por la felicidad de sus conciudadanos. Sólo los honores, tributados a los talentos y virtudes militares, pueden ser una digna recompensa de los heroicos sacrificios que hacen los defensores de la patria, pero éstos perderían sus atractivos para las almas grandes, si no fueran el testimonio de servicios hechos por la libertad y la justicia, combatiendo a los opresores de la humanidad,

Los guerreros ilustres han sido en todos tiempos y en todas las naciones distinguidos con los primeros honores, y aún se ven hoy día los monumentos elevados en los antiguos pueblos para inmortalizar la memoria de sus libertadores. Así han llegado a la posteridad, y nuestros descendientes, clamarían contra nuestra ingratitud, si por distinciones particulares, no preserváramos del olvido los nombres de los que han redimido a Venezuela. Al leer la historia de tres siglos de ignominiosas cadenas, y al verse libres de ellas, lamentarían no, poder presentar a la memoria de sus Libertadores, un tributo de reconocimiento.

No la vana ambición, no un valor soberbio han puesto en manos de nuestros soldados sus armas vencedoras. El santo amor a la humanidad, el grito de la justicia ofendida, la razón, la naturaleza y la libertad han implorado el socorro de las armas; y las armas libertadoras, guiadas por el Dios de los Ejércitos, han triunfado de los Tiranos. Títulos de bienhechores, mas bien que de guerreros famosos, son los debidos a los que han rescatado a un pueblo oprimido.

Considerando por lo tanto, que el distintivo de Libertador reúne los honores cívicos y triunfales, he venido en instituir la Orden de los Libertadores de Venezuela para condecorar a los militares Granadinos y Venezolanos, que la libertaron, y a los que se hagan acreedores en la presente campaña a la misma condecoración; y al efecto decreto lo siguiente:

1º- La venera de la Orden será una estrella de siete radios, símbolo de las siete Provincias que componen la República. En la orla habrá esta inscripción, Libertador de Venezuela, y al reverso el nombre del Libertador. Se llevará al costado izquierdo pendiente de un lazo amarillo.
2°- Esta venera es el distintivo de todos aquellos, que por una serie de victorias, han merecido justamente el renombre de Libertadores, y ningún militar podrá obtenerla sin haber vencido tres veces por lo menos.
3°- Serán tenidos en la República y para el Gobierno de ella como los bienhechores de la Patria: llevarán el título de beneméritos: tendrán siempre un derecho incontestable a militar bajo las banderas nacionales: en concurrencia con personas de igual mérito obtendrán la preferencia: no podrán ser suspendidos, y mucho menos despojados de sus empleos, grados y venera, sin un convencimiento de traición a la República, o algún acto de cobardía o deshonor.
4°- Habrá un Gran Maestre y seis Colegas de los más antiguos de la Orden, que se reunirán para formar la Constitución de ella, implorando antes el auxilio divino: y todos los años en el mismo día se celebrará una solemnidad eclesiástica en acción de gracias al Ser Supremo. Este mismo Consejo juzgará del mérito de los militares a quienes deba hacerse el honor de admitir en ella, o el deshonor de expulsarse; y las ceremonias de admisión y expulsión se harán pública y solemnemente, y con toda la pompa necesaria en la morada del Gran Maestre.
5°- Se expedirá a cada uno de los condecorados una patente firmada del Gran Maestre, y esta institución de la Orden. Se llevará por el Secretario de ella un registro, que será el protocolo de los Libertadores de Venezuela, y de las grandes acciones que los hayan hecho acreedores a esta distinción.
Se imprimirá, y distribuirá a quien corresponda.

Dado en el Cuartel General de Caracas, a 22 de octubre de 1813, 3º. y 1°, firmado de mi mano, sellado con el sello provisional de la República, y refrendado por el Secretario de Guerra.

SIMÓN BOLÍVAR

Antonio Rafael Mendiri,
Secretario Interino de Guerra

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(1) Fondo Archivo General de la Nación, sub-fondo «Archivo Del Libertador» sección “Memorias del General O´Leary”, tomo 42, folio sin número intercalado entre los folios 129 y 130. Tomado de la cuenta de @HistoriaPapeles

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